Puesto que la devoción singular a la Virgen Madre de Cristo es la señal de los verdadeiros fieles, la contraseña de los soldados de Cristo, atendamos a no ser fríos o tíbios em una devoción tan grata al Señor; pues hombres fervorosos y ardientes quiere Él, que vino a este mundo para encender fuego y no quiere sino que arda (cf. Lc 12,49). ¡Que arda perpetuamente ante Dios em el altar de nuestro corazón este fuego celestial, y seremos dichosos! Porque María nos librará de todo mal y, acogiendo nuestras súplicas com afecto materno, como patrona potentíssima y fidelíssima, protegerá y conservará incólumes a sus devotos, y los enriquecerá colmándolos de celestes tesoros.

San Lorenzo de Brindis

[San Lorenzo de Brindis. Marial: Maria de Nazaret, “Virgen de la Plenitud”. Traducción del latín por Agustín Guzmán Snacho y Bernardino de Armellada; Introducción, notas e revisión por Bernardino de Armellada. Madri, Espanha: Biblioteca de Autores Cristianos, 2004, p. 178.]

About the Author

Vasco Arruda

Psicólogo, professor de História das Religiões e Psicologia da Religião.

View All Articles